Si la testosterona
no hace al hombre…
¿El hombre hace a la testosterona? ¿El hombre se hace a sí mismo?
¿Qué es, pues, lo que nos hace ser hombres y qué es lo que nos hace ser mujeres?.. La testosterona no es más que un artificio. Un precioso artificio que puede ser inteligible desde las ciencias naturales y exactas.
La materialidad de las imágenes en el proyecto
La cianotipia es una antigua técnica de impresión que emplea sales de hierro y da como resultado el pigmento artificial conocido como azul de Prusia.
El azul de Prusia generado es un compuesto químico de coordinación que de forma estable reúne, entre otras cosas, seis letales iones de cianuro alrededor de un átomo de hierro.
Si tomáramos cuatro impresiones, y les extrajéramos todo el cianuro, podríamos matar a un mexicano promedio, y el hierro que quedaría como residuo sería equivalente a la cantidad de hierro en aproximadamente un vaso de sangre humana.
El hierro es parte de nosotros como raza humana, es el elemento central por excelencia, está en el centro de nuestro hogar, el planeta tierra, en el centro de las estrellas justo antes de morir y estallar, y en el centro de nosotros mismos, pues está en el centro de la molécula de la hemoglobina en la sangre. La era de hierro es crítica dentro del desarrollo de la raza humana como especie.
El primer libro ilustrado con fotografías de toda la historia, que siendo más específicos son en realidad fotogramas hechos con la luz del sol, es aquel trabajo que la científica Anna Atkins hizo sobre algas marinas en las costas del Reino Unido. La técnica empleada fue la cianotipia, y las impresiones resultantes perduran tan brillantes y azules como cuando fueron generadas hace más de ciento cincuenta años.
Los fotogramas generados en este proyecto son visualmente muy similares a aquellos primeros fotogramas botánicos del siglo XIX. Las impresiones de las fotografías fueron generados con la misma técnica, pero partiendo de negativos fotográficos de plástico generados digitalmente.
El pigmento de los monocromos azules es, pues, el azul de Prusia sobre una base de papel de algodón libre de ácido. Las fotografías a color son impresiones cromógenas digitales basadas en la inyección de tinta sobre papel de algodón. Son estables y libres de ácido.
Le metemos mano
En las fotografías, Bruno, en los fotográmas y la impresión a la cianotipia, Astron.
Gabriel Bruno García De la Vega
1987, Ciudad de México. Técnico en artes plásticas por la Escuela de Bellas Artes y licenciado en Diseño Gráfico. Pertenece a la Red de Juventudes Trans México. Como fotógrafo ha desarrollado proyectos visuales relacionados con la transmasculinidad urbana y su trabajo más reciente es Naked Men, un fotolibro sobre las diversas corporalidades transmasculinas. Ha expuesto en el Museo Universitario del Chopo, el Centro Sirenas de Sevilla en España, la galeria del INBA José María Velasco y el Centro Cultural España en la CDMX. Su trabajo pretende mostrar el gozo de un cuerpo con caracteristicas variantes a aquellas que culturalmente se interpretado como propias de los hombre, los hombres con vulva.
Astron Rigel Martínez Rosas.
Nació en Zacatepec, Morelos y vive en Coyoacán en la CDMX. Divulgador científico egresado de la UNAM, representó a México en la 40 Olimpiada internacional de química en Hungría. Es trabajador de base en el banco de sangre en el Instituto Mexicano del Seguro Social y es el presidente de la asociación civil DiVU: Diversidad, cultura, género, alimentación y ciencia.
Imágenes de la expo en San Cristóbal de las Casas, Chiapas
La testosterona
Es una sustancia química. Está presente en algunos sistemas biológicos, y en el cuerpo humano actúa como una hormona.
Tanto el macho como la hembra humana producen de forma natural testosterona a lo largo de su desarrollo, en distintas concentraciones y con diversas finalidades. El imaginario colectivo, y muy probablemente los falsos productos milagro o terapias médicas pseudocientíficas, han asentado la idea de que la testosterona es la hormona de la “masculinidad”.
Es cierto que en promedio los hombres cisgénero y transgénero sometidos a terapia hormonal, en edad reproductiva, suelen tener niveles más elevados de testosterona que otros grupos poblacionales. Fuera de esta generalidad mucho de lo que socialmente asociamos con la testosterona es falso o está construido con verdades a medias: tamaño del pene, rendimiento sexual, belleza física, desempeño en los deportes.
Una persona con mayor número de receptores sensibles a andrógenos puede “gozar” o “sufrir” los efectos exacerbados de la testosterona teniendo niveles normales o incluso bajos de esta hormona en sangre. Por otra parte, una persona con insensibilidad a andrógenos puede tener tanta testosterona como quiera en su sangre y, como el nombre de su condición lo dice, “no sentirla”. En términos concretos se trataría muy probablemente de una mujer, con suerte una bella mujer de caracteres andróginos, que produce testosteronas a razón de que su genética la clasifica como un macho humano.
Pero la diversidad humana en materia trans e intersexual es apenas una parte de este proyecto que pretende hablar de la testosterona desde un enfoque multidisciplinario, haciendo énfasis en la materialidad de la sustancia y sus efectos medibles en el mundo físico.
“Cambio la adrenalina por la testosterona” me dijo alguna vez un sacerdote católico de Zacatecas después de ver una obra de teatro con muchos desnudos frontales masculinos, mientras hablábamos él y yo del celibato.
El exceso de testosterona, o un exceso de los ya mencionados receptores de andrógenos en el cuero cabelludo, pueden asociarse con la caída prematura del cabello (alopecia areata), y ésta a su vez puede relacionarse con una mayor predisposición a desarrollar enfermedades cardiacas, como lo explico en el material de divulgación científica que titulé “Pelona, ya no te quiero”.
La calvicie en la coronilla me hace recordar “la tonsura” impuesta en algunas órdenes religiosas, las aureolas de las imágenes religiosas, o la kipá que utilizan los judíos en ciertas ocasiones.
Calvicie y religión. Testosterona y celibato. Mientras el proyecto avance analizaré estas convergencias con mayor detalle e incluiré especialistas que me ayuden a comprenderlas mejor.
México fue en cierto punto de la historia el centro productor más importante de hormonas en el mundo. Hablo más al respecto en el material de divulgación “La sustancia fue primero”. El primer fotograma científico que expongo es entonces una impresión heliográfica de contacto de la parte herbácea de la planta Dioscorea de dónde se extrae comercialmente la sustancia precursora de la testosterona.
Las emisiones solares, el Sol, son uno de los componentes indispensables para que la planta genere sustancias químicas, entre ellas las hormonas y sus precursores. El Sol es también el componente indispensable de la fotografía (antes de la iluminación artificial) y el componente imprescindible a la hora de realizar impresiones con la técnica de cianotipia.
De ahí hago un salto al producto final de la transformación química, que es la testosterona ya envasada en su presentación farmacéutica comercial. Pienso complementar la muestra con más fotogramas que ilustren los pasos claves de la transformación química del precursor hormonal hallado en la susodicha planta.
Quiero extender el proyecto de investigación a los efectos de la testosterona en el desarrollo y la salud general de las personas. Invito a algunas provocaciones, como aquella del autodiagnóstico o test casero que el espectador puede hacer al comparar el tamaño de dos de los dedos de su mano derecha y relacionarlo con el nivel de testosterona al que estuvo expuesto durante su gestación, como lo explico en el siguiente material de divulgación.
El proyecto es un Work in Progress, una invitación a sumar esfuerzos desde el arte y las ciencias naturales para hacer inteligibles algunas partes del fenómeno llamado testosterona.
Expo fotográfica "Si la testosterona no hace al hombre..."
(18) piezas. Colectivo DiVU - San Cristóbal de las Casas- Chiapas. -
Primera jornada de diversidad sexual e inclusión.
Desde la caja oscura: En un principio el cuerpo femenino para las personas transmasculinas se percibe como un cuerpo vacío e inanimado, una caja oscura, principio que comparte con la técnica básica de la fotografía que hace uso de la luz de lo masculino y que los guía a través de la testosterona y una serie de retóricas corporales (testosterona y otras intervenciones corporales que suman o restan las dimensiones corporales para concordar lo interno, con su manifestación visual).
En este primer momento se presentan las masculinidades monocromáticas, medio que usan para darse forma como hombres.
Es un cuerpo que se quiere llenar con el elemento fundamental de la masculinidad en nuestra evolución, el hierro, elemento que se potencializa en lo masculino y que da tonalidades blancas, negras, grises y azules, colores masculinos con los cuales se construye La espada del ser hombre, tonalidades que encontramos en las primeras fotografías que integran la exposición, las cuales contienen estos tonos individuales del orgullo corporal, y por tanto, en esta serie de tonos, la mayoría de los fondos son blancos, abiertos, pues lo que importa es el cuerpo mismo como hábitat.
Este juego creativo lo ubicamos dentro de las seis primeras imágenes de la exposición, en las cuales el cuerpo a partir de su experiencia lúdico-corporal y el uso de las posibilidades metafóricas se entienden como texto, sobre cuál escriben y son leídos socialmente como varones.
Saliendo de caja al mundo de posibilidades policromaricas: De lo monocromático los cuerpos transmasculinos se preparan a través las técnicas a color fotográficas para saltar de su contrición corporal al ámbito del espacio privado lleno de color con el uso de retóricas de género cercanas, la ropa y espacios cargados de subjetividad como la recámara y el baño con la puesta escénica de sus Masculinidades.
Estas tonalidades multicolor requieren, en su capacidad, de un soporte sensibilizado que les permita salir de lo monocromático a lo policromático, deconstruyendo con ello la masculinidad hegemónica o estándar. Por tanto, los cuerpos de los modelos, quienes en su mayoría son artistas relacionados a la imagen visual, dependen del tiempo de exposición masculina para darse forma corporal y genérica para lograr concordar lo interno con el cuerpo visto como objeto, como espacio vital que refleja la identidad e imagen genérica en concordancia.
Las fotografías las tomó Gabriel, un hombre transexual que retrató a sus pares, para que en el juego de la caja negra se refleje en ellos y así mostrarnos "lo lúdico" del proceso de transición de cinco hombres Trans (él incluido), donde un elemento clave es la flora: La flor transexual endémica de la selva lacandona les permite manifestarse con su respectivo ideal masculino, y la planta Dioscorea mexicana de la cual se obtiene la testosterona.
La exposición es una invitación a repensar la esencia misma de la masculinidad, Gabriel Bruno desde su lente autodescriptivo y Astron Martínez desde la rigurosidad y sensibilidad de las ciencias duras, nos presentan los tonos grises de esta masculinidad y nos obligan a fundir la espada de hierro para volverla a construir con ayuda de la flora endémica y generar un nuevo y colorido estilo de ser hombre, lo cual también es un ejercicio y ejemplo pedagógico que genera dudas a partir de la hipótesis que sostiene : “Si la testosterona no hace al hombre...”
Dr. Raúl Arriaga ORTIZ.